CAPITULO 2
Lo he matado!, definitivamente lo he matado!- penso Sam mientras observaba como la fantasia de cualquier mujer quedaba inconsciente en el suelo de su pasillo por culpa de su estupida cabeza. No era la primera, y sabia que tampoco sería la última vez que alguien caía a sus pies por culpa de su cabeza. Siempre olvidaba que su puerta al contrario del mundo iba al reves como no, ella y su puerta habian roto mas cabezas que corazones!
Miro al hombre postrado a sus pies y pensó que si la perfección masculina exitia, estaba enfrente de sus ojos. Tenía el cabello mas hermoso que habia contemplado, de un tono tan oscuro como la misma oscuridad, su nariz era tan perfecta como las esculturas echas antaño de los grandes dioses romanos, pero lo que mas llamó su atención al contemplarlo ahi postrado fueron sus labios, llenos, firmes , redondeados, eran los labios de la misma tentación, al observarlo le vino a la mente Eva y el pecado capital, pudo entender como se sintió Eva al contemplar la manzana, el porque de su error, ya que en estos momentos ella tambien deseaba incarle el diente a esos labios. Su mirada fue bajando recorriendole el cuerpo, era puro fuego envuelto en cuero negro, eran visibles a traves de su ropa cada uno de sus bien contorneados musculos, solo de imaginar ese cuerpo en su cama , encima de ella, notaba como la fiebre subia por todo su ser. Aun sin haber sido tocada jamas por un hombre, deseó que el la tocara.
Poco a poco se fue acercando a el y pensó que tenía un aura extraña casi malevola, al tocarlo pudo notar como un rayo iba recorriendo poco a poco cada fibra de su alma .
En ese momento de infinita intimidad, se abrió la puerta del ascensor y el Sr. Mckant se vecino aparecido de la nada. Se detuvo en seco al contemplar la escena y con resignacion se acerco:
- ¿Ya ha vuelto a suceder Sam?- pregunto mientras se agachba a su lado.
El Sr. Mckant era un hombre mayor de unos 65 años el cual hacia mucho tiempo habria tenido sobre la cabeza una hermosa melena rubia, de la cual hoy en dia quedaba simplemente un claro esclarecimiento de lo que un dia fue, se notaba que en su juvento habria sido un hombre apuesto, pero el tabaco y el alcohol habian echo estragos en el. Samanta lo miro con la mirada perdida, pues su pregunta se habia quedado prendida en el aire, el Sr. Mckant tubo que formular su pregunta ostra vez.
-¿Sam? ¿ya ha vuelto a suceder?, niña despierta.
- Si Sr. Mckant cualquier día recibire una citacion del juez por culpa de ella, seria tan amable de ayudarme a dejarlo en mi sofa- pregunto ella insegura de volver a tocar a ese hombre el cual la habia dejado en trance mas de lo que pensaba admitir.
-Si Sam vamos... - dijo cojiendolo por los brazos
Entre ambos consiguieron dejarlo encima del sofa, y con una suave inclinacion de cabeza, el Sr. Mckant salio de la casa cerrando la puerta tras de si.
Sam observo a ese ser postrado en su sofa y penso que no habria nada malo en dejarlo dormir alli, estaba segura que por culpa del golpe no se despertaria hasta bien entrado el dia, asi que con un suave giro entro en su abitacion.
Drako estaba teniendo el sueño mas maravillo de su vida, notaba como un angel de castaños cabellos y ojos tan claros como la hierva postraba sus brazos sobre si, cuando de repente noto como su cuerpo ardia, de golpe abrio los ojos y observo que era de dia y el sol estaba tocando su piel, el grito de dolor fue tal que mientras el se levantaba de un salto y cerraba las ventanas de golpe oyo como se abria una puerta a sus espaldas, al girarse contemplo como su sueño se hacia realidad.
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